Jardín de Barretaguren
Érase una vez… Jardín de Barretaguren
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Érase una vez… Jardín de Barretaguren

Ayuntamiento de Güeñes

Érase una vez… Jardín de Barretaguren

Con esta frase que da comienzo a muchos de los cuentos y fábulas que se han contado a lo largo de los años queremos dar inicio al relato de la historia de Jardín de Barretaguren, nuestra historia.

Jardín de Barretaguren toma el nombre del toponímico del barrio de Barretaguren, situado en el concejo de Güeñes, en las Encartaciones. Para quien no conozca las Encartaciones explicar que es una comarca de Vizcaya situada en la parte occidental de la misma. Está formada por diez municipios (Abanto-Zierbena, Artzentales, Balmaseda, Galdames, Gordexola, Güeñes, Karrantza Harana, Lanestosa, Muskiz, Ortuella, Sopuerta, Turtzioz, Zalla y Zierbena) y hace frontera con tres provincias (Álava, Burgos y Cantabria), lo que le confiere una situación privilegiada.

Habitada en sus orígenes por la tribu prerromana delos autrigones se convirtió en el 25 a.c en un asentamiento romano por ser un lugar estratégico para las rutas comerciales que unían el interior de la península ibérica con el puerto de Castro Urdiales (Flaviobriga). De estos tiempos se conserva parte de la calzada romana que atravesaba los municipios de Balmaseda, Zalla y Sopuerta.

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Puente romano de Balmaseda (imagen cedida por walking Bizkaia)

No se sabe de forma cierta el origen del nombre de Encartaciones, pero nosotros nos quedamos con la versión que se atribuye al haber sido refugio de encartados o condenados en rebeldía, ya que gracias a que es una comarca muy montañosa, era el escondite perfecto para ello.

Lo que no cabe duda es que la comarca de las Encartaciones se caracteriza por tener un rico patrimonio tanto natural, como cultural y monumental que bien vale una visita. Eso sí, a poder ser que sea una visita de varios días porque descubrir los secretos que esconde esta tierra no se hace en uno.

Construcciones como la casa torre de Oxirando en Gordexola, las villas de indianos (casas construidas por aquellos españoles que emigraron a América volviendo a sus lugares de origen con una pequeña fortuna), como Villa Urrutia en Güeñes, y los caseríos y palacios distribuidos a lo largo de todos los municipios de las Encartaciones son un buen ejemplo de ese patrimonio artístico – monumental. Patrimonio que se completa con las iglesias, ermitas y complejos eclesiásticos que no dejan indiferente a ningún visitante.

Un patrimonio natural que desde la Cueva de Pozalagua situada en el parque natural de Armañon, hasta los acantilados de Zierbena, permite al visitante poder disfrutar de un paisaje natural que da pie a un sinfín de actividades deportivas.

Y, hablando de Encartaciones, no podemos olvidarnos de su gastronomía, liderada por las “putxeras”, un cocido elaborado a base de alubias, tocino, chorizo y morcilla, cocinado en una olla de carbón que ha pasado a formar parte de la cultura popular de esta zona desde que los maquinistas de la línea de Ferrocarril Bilbao – La Robla (León) comenzaron a elaborarlo en el siglo XIX. Si, además, lo acompañamos con un buen txakoli encartado, la combinación es perfecta.

¿Y la historia de Jardín de Barretaguren? Hasta ahora no os hemos contado nada sobre su origen, pero en nuestro siguiente relato os desvelaremos todos sus detalles y las aventuras de Silvestre Uribarri, nuestro ancestro encartado.